Fidelidad que abre puertas eternas
Rut no era israelita, no tenía "derecho" natural a formar parte del pueblo de Dios, pero su fidelidad, humildad y determinación la colocaron en el linaje del Mesías. Su historia demuestra que Dios honra los corazones leales, aún cuando todo parece perdido. La fidelidad abre caminos donde no los hay.
4/29/20251 min read


Versículo: Rut 1:16b “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.”
Reflexión: Rut eligió seguir a Noemí cuando no tenía obligación alguna de hacerlo. Su decisión no fue impulsada por lógica o conveniencia, sino por amor y convicción. Esa decisión marcó su destino. A veces, nuestra obediencia en lo pequeño o en lo difícil es lo que nos posiciona para el propósito eterno de Dios. Rut no buscó grandeza, pero Dios la hizo parte del linaje de David y, eventualmente, de Cristo.
Pensamiento: ¿Estoy siendo fiel en las decisiones pequeñas, incluso cuando no veo un beneficio inmediato?
Comparación: Es como sembrar una semilla en tierra seca. A los ojos humanos parece inútil, pero con el tiempo, esa semilla puede convertirse en un árbol frondoso si fue sembrada con fe y constancia.
Acción: Piensa en un área de tu vida donde estás tentado a desistir o hacer las cosas a tu manera. Hoy, decide permanecer fiel y obediente, como Rut. No por lo que puedas recibir, sino por amor y confianza en Dios.
Oración: Señor, gracias por el ejemplo de Rut. Enséñame a caminar con fidelidad, a no guiarme por lo que veo, sino por lo que sé de Ti. Quiero ser constante, humilde y leal, aún cuando el camino no tenga sentido. Confío en que Tú usas cada paso de obediencia para llevarme a tu propósito. En el nombre de Jesús, amén.