La Armadura de Dios
En Efesios 6:10–17, Pablo nos instruye a vestirnos de la armadura espiritual que Dios nos provee para poder “estar firmes” contra las tácticas y ataques del adversario. Cada pieza representa un aspecto vital de nuestra fe y dependencia de Cristo: verdad, justicia, evangelio, fe, salvación, la Palabra de Dios, el ayuno y la oración constante, no son aspectos separados sino que debemos poner en práctica cada una de estas cosas porque aplicando es como realmente tenemos nuestra armadura puesta.
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Versículo: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.”
— Efesios 6:11 (RVR1960)
Reflexión: La vida cristiana no es un camino libre de conflicto, sino un campo de batalla donde nuestras convicciones y confianza en Dios son puestas a prueba. Si intentáramos luchar con nuestras propias fuerzas, fácilmente cederíamos ante la duda, la tentación y la acusación. Pero al “vestirnos” de la verdad, la justicia, la paz del evangelio, la fe, la salvación y la Palabra de Dios, recibimos de Cristo protección y poder para resistir. La oración, que cierra esta armadura, mantiene nuestra conexión con nuestro Padre. El Espíritu Santo de nuestro lado, nos asegura que nunca peleamos solos.
Pensamiento: ¿Cuál de las piezas de la armadura (verdad, justicia, evangelio, fe, salvación, Palabra o oración) necesitas “ajustar” o fortalecer hoy en tu caminar con Dios?
Comparación: Así como un soldado no se presentaría a la batalla con una armadura incompleta —arriesgando su vida por una falencia en su coraza— nosotros tampoco podemos enfrentar las pruebas espirituales sin equiparnos completamente. Cada elemento es tan indispensable como el casco para la cabeza o el escudo para el brazo.
Acción: Repasa hoy en la mañana Efesios 6:10–18 y medita en cada pieza de la armadura, anota en tu diario una situación reciente donde necesitas “ajustar” tu fe o tu entrega de la verdad y ora pidiendo a Dios que te ayude a ponerte la armadura y te guíe en el poder de Su Espíritu durante el día.
Oración: Padre celestial, gracias porque en Cristo tengo lo necesario para resistir los ataques del enemigo. Te pido que fortalezcas mi fe, que tu Palabra sea mi espada, y que la verdad y la justicia me cubran cada día. Ayúdame a mantenerme alerta en oración, dependiendo de tu poder. Que al final de este día, mi victoria no sea mía, sino tuya en Jesús. Amén.