Lucha contra lo que no se ve
La verdadera batalla espiritual se libra en el ámbito invisible. Efesios 6:12 nos recuerda que no peleamos contra personas ni circunstancias, sino contra “principados, potestades, gobernadores de las tinieblas” y “huestes espirituales de maldad” (Efesios 6:12). Estas fuerzas usan la mentira, la tentación y la acusación para socavar nuestra fe. Reconocer su existencia es el primer paso para actuar con autoridad cristiana y no dejarnos sorprender.
5/24/20252 min read


Versículo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12 (RVR1960)
Reflexión: Aunque no veamos fisuras en una pared, no por ello deja de caerse si su base está débil. De igual modo, el enemigo ataca donde no percibimos peligro: pensamientos que siembran duda, ambientes que inspiran miedo, relaciones que drenan la esperanza. Al aceptar que hay una guerra invisible, prestamos atención a lo interno: nuestros pensamientos, emociones y motivaciones. Solo así podremos responder con oración, proclamación de la Palabra y firmeza en la fe.
Pensamiento: ¿Qué “ataques invisibles” —dudas, miedos o acusaciones— sientes que te rodean hoy, y cómo podrías traerlos a la luz de Dios para vencerlos?
Comparación: Es como un radar en un vuelo nocturno: el piloto no ve al otro avión, pero confía en la señal y ajusta su curso. Nosotros no vemos a los principados, pero confiamos en la “pantalla” de la Escritura y la oración para descubrir sus tácticas y evitar la colisión espiritual.
Acción: Lee y medita Efesios 6:10–13, subrayando las palabras que describen al adversario. Haz una lista de pensamientos o áreas de tu vida donde hayas sentido presión o desaliento, ora sobre cada punto, declarándolo ante Dios y aplicando una promesa bíblica que lo contrarreste (por ejemplo, “Dios es mi refugio” – Salmo 46:1) y comparte con un hermano en la fe para que oren contigo y den seguimiento a tu victoria.
Oración: Padre soberano, reconozco que hay fuerzas invisibles en batalla contra mi alma. Te pido revelación para discernir sus tácticas y valor para hacerles frente con tu Palabra y en oración. Fortalece mi fe, cúbreme con tu armadura y guíame cada día para pelear desde la victoria de Cristo. Que ningún dardo de acusación o temor prevalezca, porque “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). En el nombre de Jesús, amén.