Mira en mí si hay un espíritu recto
David, a pesar de haber fallado gravemente, entendía que lo más importante no era solo cambiar su comportamiento, sino tener un corazón y un espíritu renovado. Un espíritu recto no es orgulloso ni autosuficiente, sino uno que está alineado con la verdad, la humildad y la voluntad de Dios.
4/27/20251 min read


Versículo: Salmo 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
Reflexión: Podemos hacer muchas cosas correctas exteriormente, pero si nuestro espíritu está torcido —lleno de orgullo, doblez, resentimiento o religiosidad—, eventualmente eso saldrá a la luz. David no pidió solo perdón; pidió renovación interna. El espíritu recto es uno que no se justifica a sí mismo, que se corrige, que busca agradar a Dios incluso en lo oculto.
Pensamiento: ¿Estoy dispuesto a que Dios me muestre si hay algo torcido en mi interior, incluso si duele reconocerlo?
Comparación: Es como una planta que parece saludable en la superficie, pero cuyas raíces están podridas. Solo el jardinero puede escarbar y sanar desde abajo. Así también Dios necesita tocar lo profundo de nuestro ser.
Acción: Haz una oración honesta pidiéndole al Espíritu Santo que examine tu interior. Luego, guarda un momento de silencio y deja que Él te muestre actitudes, pensamientos o motivaciones que necesitan ser transformadas. Escríbelas y entrégalas a Dios en arrepentimiento.
Oración: Señor, examíname hoy. Mira si hay en mí un camino de perversidad, un espíritu torcido, una motivación equivocada. No quiero vivir de apariencia, quiero vivir en verdad. Renueva dentro de mí un espíritu recto, uno que te honre incluso en lo que nadie ve. En el nombre de Jesús, amén.