No seas tibio: Dios quiere todo de ti
El cristianismo no es un compromiso parcial ni una fe de conveniencia. Dios busca corazones completamente rendidos. La tibieza espiritual —esa mezcla de religión sin pasión, fe sin obediencia, y apariencia sin compromiso— es algo que Jesús no tolera. Él prefiere alguien frío (sin fe) antes que alguien tibio (fingiendo tenerla sin vivirla).
5/3/20251 min read


Versículo: Apocalipsis 3:15-16 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Reflexión: El tibio es el que va a la iglesia pero no busca a Dios en lo secreto. Es el que habla de Cristo pero no vive como Cristo. El problema de la tibieza es que es sutil: uno se acomoda, se compara con otros, y cree que está bien porque no está “tan mal”. Pero Jesús ve el corazón y nos llama a una entrega total, a una fe que arde, que brilla, que transforma.
Pensamiento: ¿Estoy viviendo una fe ardiente por Cristo o me he conformado con una rutina espiritual sin fuego ni profundidad?
Comparación: Es como un café que se ha quedado en la taza demasiado tiempo: ya no calienta ni refresca, simplemente pierde su propósito. Así es la vida del creyente tibio: sin impacto, sin dirección, sin propósito eterno.
Acción: Haz un inventario espiritual honesto. ¿En qué áreas te has vuelto tibio? Ora pidiendo que el Espíritu Santo encienda nuevamente tu pasión. Establece un tiempo diario para buscar a Dios con todo tu corazón, no por obligación, sino por deseo genuino de estar cerca de Él.
Oración: Señor Jesús, perdóname si me he vuelto tibio en mi caminar contigo. No quiero vivir una fe superficial ni dar excusas. Enciende en mí un fuego nuevo, una pasión verdadera por tu presencia. Ayúdame a vivir con entrega total, con fervor, con amor radical por Ti. En el nombre de Jesús, amén.